destacado 27 de Mayo de 2016
Otra vez la UNLaM con uno de los presupuestos más bajos
La Universidad se ubica anteúltima en la tabla de distribución de recursos por estudiante.
Cuando a fines del año pasado los legisladores nacionales aprobaron el presupuesto universitario para 2016 (de 51.399 millones de pesos), se registraron significativas diferencias entre los fondos asignados entre las distintas casas de altos estudios. Y, en ese reparto, la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) resultó ser una de las más perjudicadas.
Como viene sucediendo en los últimos años, la UNLaM nuevamente se vio desfavorecida en la distribución de los fondos al tener en cuenta la cantidad de estudiantes regulares inscriptos en sus carreras de grado.
En ese sentido, la UNLaM percibe 21.328 pesos anuales por alumno, dato que se desprende de dividir los 822.105.965 pesos de presupuesto en relación a los 38.545 alumnos de grado que cursan en esta Universidad, según los últimos datos oficiales de la Secretaría de Políticas Universitarias publicados en 2014.
De ese modo, la ecuación coloca a la UNLaM muy por debajo del promedio del total de las universidades nacionales, que asciende a 35.745 pesos, y la sumerge en el anteúltimo escalón presupuestario según este rango comparativo.
Dentro de ese desfase de recursos, se dejan ver casos llamativos cuando se realizan comparaciones entre las partidas transferidas este año a las distintas instituciones. Por tomar un ejemplo, la UNLaM tiene una matrícula 44 por ciento mayor a la de la Universidad Nacional de San Juan, sin embargo percibe un 336 por ciento menos de fondos por alumno. Similar ecuación se presenta al cotejar las cifras en relación a la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco: pese a que La Matanza cuenta un 36 por ciento más de alumnos, recibe un 317 por ciento menos por cada uno de ellos.
Esta situación inequitativa para la UNLaM se presenta en comparación a la totalidad de las otras universidades nacionales, con excepción a la de Quilmes que es la única que se ubica por debajo en estos índices.
Inclusive, si se realizase una revisión histórica de los últimos seis años, en ese período de tiempo, la UNLaM no logró salir de los lugares más relegados en el reparto de fondos y la distribución definida por los legisladores siempre la sumergió entre las cinco universidades con peor presupuesto por alumno.
Esa situación desventajosa se profundizó en los últimos tres años cuando la Universidad ocupó la anteúltima posición en 2014 y la última en 2015, para luego ubicarse, nuevamente, en la anteúltima en 2016.