Cuatro exconvencionales constituyentes fueron convocados por la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) para protagonizar una conferencia en la que se revisaron los principales aportes realizados por la reforma constitucional de 1994 en el derecho público argentino.

Rodolfo Díaz, Rodolfo Barra, Eduardo Menem y Antonio María Hernández tuvieron la responsabilidad institucional de integrar el cuerpo de 305 convencionales que, por mandato de una consulta popular, emprendieron la modificación más importante de la Carta Magna de la historia de nuestro país, hace ya 22 años.

El encuentro -que se desarrolló con auditorio completo- fue el espacio ideal para que los estudiantes de Abogacía aprovechasen, de primera mano, la enorme experiencia de aquellos que participaron en la redacción de los artículos que, hoy, se estudian en las aulas universitarias.

El anfitrión de la jornada fue el Rector Daniel Martínez, quien tomó la palabra en el desarrollo final del encuentro para recalcar la importancia de “escuchar y de respetar las opiniones políticas de los otros” como sucediera con el funcionamiento de la Convención Constituyente de 1994.

El Rector destacó que la última reforma constitucional dejo muchas instituciones valiosas, como el Consejo de la Magistratura y el cambio de los periodos de mandatos, pero subrayó el hecho de que se haya incorporado un artículo que determinó la autonomía universitaria.

“Hemos pasado por muchos cambios de gobiernos y por muchos factores que pudimos sobrellevar. Pero mantuvimos el nivel académico gracias al rango constitucional que le dieron a las universidades”, remarcó Martínez.

Luego de tres meses de deliberaciones en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, la reforma del ‘94 estableció un nuevo texto constitucional con 20 nuevas normas, 24 reformadas y 17 nuevas disposiciones transitorias que abarcaron tanto declaraciones, derechos y garantías como aquellas que tienen que ver con la organización del poder.

“Fue una obra constituyente que vale la pena recordar fruto del acuerdo de las principales fuerzas políticas y sociales”, aseguró Antonio María Hernández (convencional por Córdoba) en alusión a la intervención de 19 bloques políticos de aquel entonces en la votación de la nueva ley.

En el mismo sentido, Rodolfo Díaz (convencional por Mendoza) coincidió en destacar “el consenso y el trabajo extraordinario que se hizo en cada votación”, al tiempo que indico que, con la reforma en plena vigencia, “hay algunas normas que tuvieron un desempeño mucho mejor que el esperado” por lo que resulta “un saldo altamente positivo”.

Además de incorporar la cláusula de la reelección presidencial, la reforma del ’94 agregó un catálogo de nuevos derechos y formas de participación política, entre las que se destaca la declaración de jerarquía constitucional para los pactos internacionales sobre derechos humanos.

Asimismo, se adhirieron legislaciones de la defensa del medio ambiente y de los derechos de los pueblos originarios y de los consumidores. Y se crearon organismos como el Defensor del Pueblo y el Consejo de la Magistratura, entre otras disposiciones.

La jornada celebrada en la UNLaM dio lugar, también, a la evaluación de algunas instituciones que fueron creadas por la reforma pero que, a evaluación de los expositores, no lograron alcanzar el espíritu con el que fueron sancionadas oportunamente. La incorporación del Jefe de Gabinete como figura pretendida para atenuar las facultades del Presidente aparece como el caso más sugestivo.

No obstante eso, el texto promulgado “ha puesto a la Argentina a la cabeza de las constituciones de todo el mundo, primero y principal, por el reconocimiento de los derechos humanos y de los derechos de tercera generación”, expresó Eduardo Menem, quien fuera presidente de la Convención.

Las jornadas celebradas en la Universidad se pudieron llevar a cabo por iniciativa del Departamento de Derecho y Ciencia Política, cuyo decano es Luis Busnelli, y por la colaboración de los integrantes del Centro de Estudiantes.