La gente llega a cada milonga que organiza la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) con la idea de vivir una noche agradable con amigos y disfrutar de la música que tanto ama.

Una vez por mes, la Universidad convierte su mayor auditorio en un salón de baile e invita al público a presenciar el show de grandes artistas. Y todo lo hace con un fin solidario.

En la última edición, estuvo en escena la orquesta El Esquinazo Tango, con su repertorio en vivo; y además hubo una clase abierta de baile a cargo de los docentes del Taller de Tango Salón de la UNLaM, Mónica y Néstor Castillo. Además, se disfrutó de la actuación de las profesoras María de los Ángeles y Tamara Carbonelli junto a las alumnas del Taller de Danza de la Universidad.

El público se acercó con alimentos no perecederos en la mano para canjearlos por las entradas y colaborar con entidades de bien público de la región.

“Lo más importante es pasarla bien y divertirse. Y este es un lugar extraordinario porque a una milonga no le puede faltar la buena atención, que te sientas cómodo y que tengas ganas de quedarte”, expresó Daniel Ucha, quien vino desde Ciudad Evita para disfrutar de la velada.

A su lado, Karina Ruiz, de la misma localidad, afirmó que la milonga es un “encuentro con amigos y con el baile, en el que somos todos iguales y no hay profesiones ni diferencias económicas”.

“El tango es un sentimiento puro, que se asemeja a la expresión del alma. Nadie lo puede bailar sin no lo siente. Es una forma de expresión”, agregó Hada Maiorano, profesora de esta danza que llegó desde Ciudad Madero.

Con ella coincide Antonio Cutri, para quien “el tango es un sentimiento que se baila, un romance de tres minutos”. “Venir a una milonga significa poder bailar, disfrutar y pasar una linda noche”, resumió el vecino de Castelar.