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noticia 24 de Junio de 2020

Docentes de Trabajo Social analizaron las sensaciones de estudiantes sobre la cursada virtual

A partir de 57 entrevistas a estudiantes de la Licenciatura en Trabajo Social.


Contemplando las consecuencias que la pandemia generó sobre las “trayectorias de vida” del estudiantado, la Esp. Sandra Robledo y la Dra. Alejandra Giménez relevaron “la manera en que el alumnado transita las interacciones estudiantiles en el marco de la virtualidad”.

A partir de 57 entrevistas a estudiantes de la Licenciatura en Trabajo Social, realizadas en el marco del Seminario de Tópicos de Avanzada de la carrera, recogieron sensaciones y apreciaciones sobre la metodología de cursada y sistematizaron las respuestas en tres grupos: herramientas que utilizan, ventajas del uso de herramientas tecnológicas en la vida estudiantil y cotidiana y desventajas devenidas del uso de las tecnologías.

Dentro del primer grupo, distinguieron a las herramientas tecnológicas enmarcadas en la “cultura 2.0”, que brindan la “oportunidad de estar en contacto para ayudarse mediante consejos, recomendaciones, oraciones y todo lo que antes se hacía de manera directa o indirecta pero de una forma más veloz, dinámica y sin necesidad de trasladarse”.

A partir del aislamiento, el estudio marca que “la posibilidad de elección acerca de la utilización de dichas herramientas fue disminuyendo, convirtiéndose en una necesidad el estar conectados a las redes tecnológicas y diversas plataformas”.

“De acuerdo a las 57 entrevistas realizadas a las estudiantes, las herramientas más utilizadas son: Whatsapp (videollamadas, llamadas, mensajería); Messenger y/o transmisiones en vivo de Facebook; Instagram; videollamadas grupales a través de plataformas como Duo y/o Skype; reuniones por Zoom o Microsoft Teams; y el uso del software Canva como herramienta colaborativa para compartir diseños”, señala el informe. En tanto, la plataforma MIeL, desarrollada por la UNLaM, ha sido ponderada por la totalidad de las entrevistadas.

En cuanto a las ventajas del uso de herramientas tecnológicas en la vida estudiantil y cotidiana, se destacó “la posibilidad de continuar estudiando a través de las diversas plataformas”. En este aspecto, algunas de las estudiantes manifestaron que “esta modalidad de cursada les brinda más tiempo para estudiar y conectarse virtualmente con sus compañeras”.

Asimismo, valoraron “la digitalización del material de estudio -agregando que eso, junto al ahorro en viáticos, impacta favorablemente en la economía cotidiana-” y la chance de “cursar una mayor cantidad de materias que lo habitual en función de la suspensión de otras actividades laborales y/o sociales”.

Las estudiantes consideran “vital” el uso de recursos tecnológicos para sostener el contacto con el entorno, subrayando que perciben que “es un aislamiento corporal pero no social, ya que existe un lazo que se sostiene y continúa construyéndose a través de estas plataformas”. En base a ello, Robledo y Giménez destacan “la relevancia que cobran las tecnologías en el hacer cotidiano de las estudiantes durante el confinamiento, dado que estas y su uso se erigen como parte necesaria de sus tramas sociales, comprendiendo lo familiar, lo laboral y lo educativo”.

Por último, las autoras repasan “las vivencias y emociones asociadas a aspectos negativos del uso” de las tecnologías. En este punto, sostienen que, a partir de las aseveraciones de las alumnas, se desprende que “las redes sociales y la intermediación de pantallas no pueden suplir ni cubrir la necesidad del contacto físico y el escuchar la voz de sus afectos en la proximidad”.

“El vínculo tejido entre ellas a lo largo de sus cursadas y el conocimiento compartido que poseen de sus historias y trayectorias de vida, las lleva a señalar como desventaja que no todo/as tienen las mismas posibilidades de conectividad a la hora de acceder a su uso, razón que las conduce a la problematización acerca de las desigualdades que estas herramientas generan para otra/os”, concluyeron.